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La Universidad de Oslo va ya por la tercera generación de robots que salen de las entrañas de su departamento de informática. Llevan ya diez años en ellos ya sus esfuerzos han sumado un elemento que últimamente está presente en casi cualquier ámbito: las impresoras 3D, que dan a los investigadores una flexibilidad que antes no tenían.

Con todo, no es este el aspecto más interesante de la nueva generación de robots, llamada Robotics and Intelligent Systems, ROBIN para los amigos. Para empezar, los robots no son diseñados, estrictamente hablando, por los investigadores, sino por un programa que han creado ellos al que le dan indicaciones acerca de la utilidad que deben tener.

Según uno de los investigadores, el profesor Kyrre Glette, “le decimos al programa de simulación qué querríamos que hiciera el robot, a qué velocidad debería caminar, su tamaño y consumo de energía. Por ejemplo, podríamos querer que el robot fuese capaz de darse la vuelta y cambiar de dirección, escalar rocas o caminar sobre terreno accidentado.”

El programa sugiere la solución que considera óptima. Simula multitud de opciones y produce los mejores modelos. Decide, entre otras cosas, cuál será la forma del cuerpo y cuántas extremidades debe tener el producto resultante. Todo ello aprendiendo además de la respuesta que dan los modelos que producen.

Robots para planetas lejanos

No resultan exactamente tranquilizadores estos robots que se revuelcan por el suelo en el vídeo que ha producido la universidad y que se puede ver en su noticia. Quizá tiene que ver en ello la cantidad de maldad robótica que hemos podido ver en la pantalla grande y en la pequeña. PopSci recuerda Stargate SG-1, pero son multitud las referencias.

Ahora bien, la intención de los investigadores es utilizar los robos de este tipo en lugares de difícil acceso, ya sea aquí en la Tierra o en otros planetas. Según Glette, “en el futuro, los robots deben ser capaces de resolver tareas en minas profundas en planetas lejanos, en zonas de desastres radioactivos, en zonas peligrosas de deslizamiento de tierra y en el fondo marino bajo la Antártica. Estos entornos son tan extremos que ningún ser humano los puede enfrentar. Todo se debe controlar automáticamente. Imagina que el robot entra en las ruinas de una planta nuclear. Encuentra una escalera en la que nadie había pensado. El robot saca una foto. La foto se analiza. Los brazos de uno de los robots tienen una impresora. Ésta produce un nuevo robot, o una nueva parte de un robot existente, lo que permite salvar las escaleras.”

No es, desde luego, descabellado. Incluso la NASA se plantea enviar robots autónomos a la Luna que construyeran una base imprimiéndola en 3D y usando el suelo lunar como materia prima. El espacio será conquistado más por los robots que por los seres humanos.

FUENTE : TICBEAT

Unos ingenieros han creado un robot “blando” que puede cambiar de forma hasta cierto punto y que es capaz de avanzar afrontando condiciones ambientales adversas de muy distinto signo, incluyendo nieve, grandes charcos de agua, llamas (aunque no de modo ilimitado), e incluso la fuerza aplastante de un automóvil pasando por encima de una parte del robot.

El robot arrastrándose sobre una parrilla encendida, con las llamas alcanzándole de lleno. (Foto: Universidad Harvard)

El robot arrastrándose sobre una parrilla encendida, con las llamas alcanzándole de lleno. (Foto: Universidad Harvard)

 

El robot, impulsado neumáticamente y carente por completo de cables de alimentación, es obra de robotistas de la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York, y la Universidad Harvard, con sede en Cambridge, Massachusetts, ambas instituciones en Estados Unidos.

 

El robot, que en buena parte debe sus cualidades a los materiales de los que está hecho, los cuales fueron seleccionados cuidadosamente por sus creadores, demuestra capacidades perfectas para realizar misiones de búsqueda y rescate en escenarios de catástrofes u otras situaciones límite.

 

El robot es lo bastante grande como para transportar compresores miniaturizados, batería, válvulas y los controladores necesarios para operar de manera autónoma.

 

Su cuerpo, en el estado básico, mide 0,65 metros de largo. Sus accionadores son capaces de operar a las altas presiones (de hasta 138 kilopascales) necesarias para accionar las cuatro patas del robot y cargar pesos de hasta 8 kilogramos. El robot puede caminar valiéndose de sus patas, pero también es capaz de ejercer movimientos ondulatorios que recuerdan a los de las serpientes.

 

Los miembros principales del equipo que ha creado a este robot son: Michael T. Tolley, Robert F. Shepherd, Bobak Mosadegh, Kevin C. Galloway, Michael Wehner, Michael Karpelson, Robert J. Wood y George M. Whitesides.

 

 

FUENTE : NOTICIASDELACIENCIA

 

La tecnología de la robótica esta avanzando cada vez más. Ya no se limitan a su uso en las fábricas, ahora están apareciendo robots que automatizan distintas tareas de la sociedad. Tras ver los Drones que podría usar Amazon para el transporte de paquetes, ahora aparece K5: un robot que puede patrullar las calles en busca de todo tipo de amenazas.

Armado hasta los dientes… de sensores

El K5 es un robot completamente autónomo que está constantemente monitoreando sus alrededores en búsqueda de situaciones sospechosas. Para esto se vale de diferentes sensores y tecnologías, por ejemplo:

 

  • Sus cámaras: Gracias a las cámaras K5 tiene una visión de 360 grados y nocturna. Incluso puede reconocer rostros u objetos peligrosos (como armas).
  • Micrófono: K5 puede detectar ruidos raros, como gritos u otras situaciones que ameriten alerta.
  • Sensores biológicos y químicos: Para detectar todo tipo de armas químicas.
  • Lasers: Con los laser, K5 puede hacer un mapa 3D completo del lugar en el que se encuentra para no perderse.

 

Ayudandose con la comunidad

La idea es simple: cuando K5 detecta algo raro, pone a disposición de la comunidad y las autoridades lo que detectó. De esta forma la sociedad puede ayudar al personal de seguridad dando feedback o información adicional de lo que sucede. Saber exactamente donde esta el problema es posible gracias al GPS incorporado.

¿Pero como hace K5 para “detectar los problemas”? Pues utiliza un algoritmo especial e incluso información en la nube con por ejemplo rostros de criminales.

 

Me parece un buen avance, y si ayuda en algo a reducir el crimen bienvenido sea. Puede convertirse en un buen aliado de la seguridad en lugares públicos como centros comerciales, aeropuertos, etc. Para su salida al mundo hay que esperar a avanzado el 2014.

FUENTE : TECNONAUTA

Adiós a los torpes robots metalicos.

 

Zuri es un robot programable y compuesto por módulos, como muchos que están floreciendo en la industria, pero cuenta con la particularidad de utilizar el cartón como principal material.

Cuando hablamos de robots, lo habitual es pensar en algo metálico o plástico, pero los alemanes de Zoobotics proponen un sistema de confección de la criatura estilo DIY, o lo que es lo mismo, un «hazlo tú mismo» con módulos de cartón.

Existen multitud de variaciones en el diseño – hasta doce -, condicionados por los elementos que vayamos a utilizar. Por lo pronto tenemos un módulo central de dos tipos, hexagonal o un largo octógono. Ahí se aloja el cerebro y gran parte de la maquinaría: mecanismos, controladores, o un módulo Bluetooth (podemos controlarlo vía smartphone).

El sistema fue creado por Zoobotics , un estudio de diseño con sede en Alemania Hamburgo, que hace que los robots, hace diseño de la interfaz para los dispositivos médicos, y más. El sistema robótico modular dispone de diferentes diseños y el cuerpo, creando una docena de configuraciones diferentes para el robot, cada uno con un modo de andar y programación dificultad ligeramente diferente. El cuerpo puede ser ya sea un pequeño hexágono o un largo octágono, y hay dos longitudes de la pierna.

Compruébelo usted mismo en la acción:

Zoobotics imagina ZURI puede ser utilizado en el aula para enseñar robótica a los niños, y cómo el modelado, la electrónica y la programación se unen para crear un robot.

En este momento, ZURI es sólo un prototipo, pero en los próximos meses se podra adquirir en el mercado.

 

Poppy es el primer robot humanoide hecho de piezas que han salido de una impresora 3D. / Pierre-Yves Oudeyer

El Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés) ha dado a conocer hoy a Poppy, el primer robot humanoide hecho de piezas que han salido de una impresora 3D y cuyo comportamiento puede ser programado con software de código abierto.

La inicativa, que ha contado con financiación del ERC, ha sido desarrollada por un equipo de ingenieros de Flowers Laboratory del Instituto Nacional de Investigación en Informática y Automática (INRIA), en Francia. Sus creadores dicen que Poppy (que en inglés significa ‘amapola’) es un robot que cualquiera puede construir y programar.

“No se trata solamente de una herramienta para científicos e ingenieros, queremos que pueda ser utilizado en casa y en las aulas para dar a los  estudiantes y los profesores la oportunidad de experimentar”, ha señalado Pierre-Yves Oudeyer, jefe del proyecto.

Construya su propio robot

Según Oudeyer, “tanto el hardware como el software son de código abierto. No existe un único robot humanoide Poppy, sino tantos como usuarios. Esto le confiere un gran atractivo, ya que ha pasado de ser una mera herramienta tecnológica a convertirse en una verdadera plataforma social”.

Además, el robot es ahora compatible con la plataforma Arduino, que le permite interconectarse con otros dispositivos electrónicos, tales como ropa inteligente, luces, sensores e instrumentos musicales.

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El desarrollo se ha llevado a cabo dentro del proyecto Explorers en el que Oudeyer y su equipo estudian los mecanismos del aprendizaje y el desarrollo utilizando robots. “Nuestra hipótesis es que el cuerpo es una variable esencial para la adquisición de habilidades motrices y sociales por parte de los humanos. Para estudiar esa teoría, necesitábamos crear una plataforma que permitiera experimentar con rapidez nuevas morfologías en robots; así surgió la plataforma Poppy”, señala el responsable.

El humanoide está hecho con piezas salidas de una impresora 3D y programado mediante software de código abierto

Ciencia, programación y diseño

Gracias a la financiación europea, los ingenieros franceses han desarrollado capacidades de resolución de problemas y de pensamiento crítico en robótica.

El equipo espera que los estudiantes de ciencia, programación y diseño informático puedan experimentar con Poppy y quizás, más adelante, logren encontrar trabajo en el sector de la robótica. El proyecto Explorers, con un presupuesto de 1,5 millones de euros, durará hasta 2015.

El equipo de Oudeyer ya ha utilizado Poppy en otros ámbitos, concretamente en arte. En un programa titulado Etres et Numériques, que está en curso, el equipo trabajó con un bailarín y un artista visual para explorar las emociones y las percepciones de los gestos y movimientos corporales utilizando el robot. Su idea es extender esos experimentos a otras

FUENTE : AGENCIASINC